
Cuando pensamos en el desarrollo individual de los pequeños productores muchas veces perdemos de vista lo que ello significa en forma global.
Por cada productor que puede mejorar su rendimiento, gracias a las asistencias técnicas y económicas significa dos cosas, un mejor nivel de vida para el y su familia, y una mayor cantidad de producción para el país.

Tal es el ejemplo de dos productores familiares ubicados en la Zona este del Uruguay. La familia Mora y la familia González son integrantes del plan de coinnovación en ganadería familiar. Dicho plan consta de un intercambio entre el productor y los organismos del estado que brindan capacitación técnica. Como resultado se obtienen el desarrollo de la capacidad productiva ,el cuidado de los recursos naturales, optimización del uso de la tierra y una mejor calidad de vida para el productor y su familia.
Los buenos resultados que se consiguen a partir de estos planes piloto, alientan a el resto de los productores a llevar a cabo la experiencia. Con estas pequeñas “semillas de innovación” se genera una nueva relación de intercambio con los vecinos y surgen cooperativas. Estos productores valoran mucho no sólo su desempeño individual, si no también que sus propias experiencias se expandan a nivel regional.

Es importante considerar no sólo el productor a nivel individual, si no también el impacto que esto tiene en la calidad de vida de la familia. Uno de los puntos fuertes del plan de coinnovación en ganadería familiar es contemplar al resto de los integrantes. Se trata de poner especial énfasis en las nuevas generaciones, para que ellos encuentren en esta actividad un modo de vida sustentable.
Blogpost por Noelia de los Santos y Bernardo Thompson, unos de los periodistas sociales del GCARD2.